Crónicas de una campaña aclamada: Día 1

Una hora más tarde de la que menciona sin cesar el gran poeta granadino en aquella trágica historia, Anhedonia dio el primer y largo paso en su materialización. Decenas de pulgares dictando la ilusión contenida inundaron la malla virtual que nos une con el mundo. Twitter, Facebook e Instagram podían ver como poco a poco iba apareciendo, tímidamente, el perfil del cortometraje.

En minutos, decenas de personas podían pasar de ser ajenos a potenciales y cómplices partícipes de la labor que se plantea. Verkami dio un primer aviso de luz, el billete rojo más querido de Europa. Felicidad absoluta al saber que habíamos logrado traspasar de la pantalla al corazón del primer mecenas del proyecto.

Casi celebrando aún el 1% de avance, vino otro acontecimiento que nos dejó todavía más perplejos. Lo primero que hice, después de asimilarlo, fue escribirle a la directora de arte diciendo: “Tienes trabajo ya. Una lámina”. Seguíamos en shock. Habían pasado veinte minutos del inicio de la campaña.

Ya teníamos a uno de nuestros cuatro posibles productores asociados. No lo creía. Ni quise comunicarle nada al equipo hasta que no lo hube asimilado íntegramente. Aumentó el jolgorio instantes después. Decuplicar nuestro progreso para tener más de una décima parte del objetivo en menos de una hora era algo fuera de nuestras mentes debido a la precariedad de la situación. Aunque eso es carne de otra crónica.

Pero no sólo quedó ahí la situación. Otro mecenas casi duplicó el progreso. Otra lámina más que preparar con mucho cariño e ilusión. ‘Júbilo’ se queda escueto para nombrar cómo nos sentíamos.

Gracias. Es lo único que define ese estado en el que nos seguimos encontrando. Gracias a todos por creer en el proyecto y dedicarnos vuestra colaboración y apoyo. Podéis sentiros miembros de la familia Anhedonia y ayudarnos en nuestra labor de sensibilización.